martes, 12 de enero de 2010

Yo soy melómano de...

¿De cuál sos? ¿A cuál le vas? Esto es como en el juego, me gusta, lo sigo a todas partes, hacemos el aguante, en todas las canchas. Aquí viendo las fotos, las postales, recordando la caravana, por el anfiteatro, el parque. Qué voz, qué gracia, me gustó al escucharla, verla en televisión, esa temporada siempre al frente, puso todo. y la consagración esa noche, dando la vuelta. Todavía no puedo creer, qué locura, haciendo el aguante, un sentimiento, cargando a los otros, y es más increíble, que al poco tiempo, me pasé al otro lado, a donde los vecinos. "Puedo cambiar de casa, de carro...", en este caso, no se puede cambiar de ídolo, o de grupo. Hay los "fanas" de Menudo, Chenoa, Los Redondos, los que ya no pueden faltar a sus ídolos, guardar su bandera. Yo también elijo, adopto un ídolo, un sentimiento. Yo también estuve en la 2a. temporada, en el bombo, elegí la chica del Nervión, el soul, la garra, la seguí cada gala, "pariendo", con los paisanos, cargando a la niña de la Mezquita, por "pija", patosa; en casa nos dio un gusto cuando se quedó en octavos, más que nosotros seguir en carrera. Es este teatro, del "Idol", el "Reality", la noche que ganó la "Pantera", yo también jugé el juego, me enamoré, me sentí encumbrado, nuevo rico, campeón del mundo, una semana de "francachela y comilona". Así como también, al conocer el proyecto nuevo, el rumbo que iba a tomar, hacia dónde va el juego, fue como sentirme podado, apaleado, caer de nariz al piso. Yo soy, le voy, le hago fuerza, más que al ídolo, al club centenario, a la fábrica de coches. En este caso, a la fábrica de la "cocina lenta", el género "Indie", acústico, donde se hace artesanalmente, auténticamente. Por eso, al poco tiempo, fué un placer, una sorpresa amorosa, dar esa tarde con el pasquín, el tiraMillas, aceptar la opción, mudarme, cambiar de bandera, irme para el club que yo "ninguneaba", del que yo pasaba. Haber encontrado en la niña cordobesa, ese toque, "Brut", sin buscarla, porque desde siempre, era la que me gustaba. Es como dejarse el cabello largo, "okupar" una casa antigua, ser distinto, me he sentido más despierto, perceptivo, he viajado por el mundo, concido más gente, aquí hay un sentimiento. Por eso también sigo haciendo el aguante, en Bogotá, Hamburgo, Bangor, Shibuya, en busca de los clásicos, el sonido nuevo, tierno, desnudo, auténtico.

martes, 5 de enero de 2010

Gustó a la primera

"La canción del verano", "Se oye como buena", "Hay que escucharla más", "Se toma un tiempo para que pegue", o "Esa es de tocar en vivo", "Es que se escuchará mejor en vivo", "Entre más la escuchamos más se coge el gusto", "Una canción tiene que poner a bailar, y a pensar". Si es así, entonces para mí, la música es un "camping", como una mochilada, ahí, todo es nuevo, somos nuevos, extraños, no conocemos, estamos de paso, hay que adaptarnos al medio ambiente, "Nos vamos habituando", "En unos días le sabe bueno". Oiga, no, por favor, hasta en una mochilada, me merezco la gracia de contemplar, ir por Cocora, la Patagonia, el centro de Praga, Llhasa, ver el atardecer, los nevados, el mar, el mar pasa, sin anunciarse, se posa, quiero que se quede. Es como un tallo, un retoño del universo, luceros, celeste, curuba, menta. Para mí, una canción buena también, es un paisaje, un Gaudí. "La que va a pegar", o pegó ya, pasó, sabe la respuesta, resolvió el problema. Música Zen, espontánea, virtuosa, exquisita, "sin querer queriendo", flechazo, perfecto, en el centro, al primer intento, de primerazo. El universo converge, conectamos los puntos, crecimos, hicimos el recorrido, Después regresamos, al mundo racional, el caos, el borrador. Lo que cuenta es que llegó, vino, bailó, hubo cotillón, luceros, moviendo los hombros, las caderas, riéndose como una nena, no tengo pereza, o dolor de cabeza, un aperitivo, ceviche, crema, me desperté.