viernes, 5 de febrero de 2010

Se me olvidó disfrutar

Veamos, hemos cambiado, el mundo ha cambiado, hay recesión, calentamiento global, WI-FI, iPad. iPod. El iPod es cada vez más quedado, descontinuándose, como en su tiempo, el tocadiscos, la radio de tubos, el transistor. También descontinuamos os momentos, el sentarse junto a la gramola, en la sala, con mosaicos, en corbata, el buho, la sirena de Copenhague. A mí, ya se me olvidó, cómo fue querer un iPod, los días de “The Hall Effect”, “Palenke Soul Tribal”, “Los Redondos”, Gustavo Cerati, “Indie”, hacer música en casa, hacer samples, uno cada mañana, o cada tarde, expresarse. Olvidé hacer el ejercicio de escuchar música más placenteramente, dejar la USB, las noches eternas escogiendo música, escoger qué escuchar mañana. Olvidé coger esa tarde el iPod de Panamá, a escondidas, como subir a una Harley, un Concorde, un Vacheron, hacerlo con guantes, sentir el poder, el comfort, meter ahí, a escodidas, el gran grupo de “La Hamburguesería”, Usaquén, escucharlo en la “chocolatera”, sentir que pasaré la noche en el “Petite Palace” “La Posada del Peine”, ser príncipe. Olvidé también a mi “amiguita interesada”, rosada, canela, con su caminar, sedosa, amorosa, desnuda, queriendo postrarme a sus porcelanas, altas, regalarle unos chocolates, ir por la “chocolatera”, nueva, como la de Panamá, como ir por un último modelo, “tocar bocina”, pasar a su casa, ir a pasear, al Mirador, a Positano, poder tocarla. Algún día retomaré lo que olvidé, recordaré las sensaciones, me sentiré vivo, a gusto, con comfort nuevamente. Tengo más motivos, todavía puedo, no tengo qué escoger lo que voy a escuchar mañana, lo que voy a ponerme mañana, tengo un juguete más exquisito todavía, están todos, John, Paul, André, Duffy, Marce, como aquella mañana también, Marce acudió por su cuenta, hizo de una mañana rígida, un desayuno con miel. Eso sí me acuerdo. A ver si me despierto, me acuerdo que puedo escuchar música.